23/9/10

Allá, dondequiera que estés

Era de madrugada y yo recién iba a dormir, estaba tan cansada como si hubiese pasado más de 24 horas sin dormir, me pesaban los párpados como si alguien estuviese tirándolos hacia abajo. Miré el reloj y marcaba las 04.55. "Uff -pensé-creo que he tenido un día larguísimo". Y así fue como, luego de ver la hora, apagué la luz del cuarto, cerré los ojos y trasladé mi alma a la otra habitación. Allí estaba ella, en el cuarto de al lado, mi pequeña hija, mi alegría infinita, mi fuerza del día a día. Tenía uno de sus rizos dorados en el rostro, acerqué mi mano para quitárselo. Sentí la suavidad y perfección de su rostro. Quise que el tiempo no corriera más, y mi pequeña hija se quedara así de pequeñita, como lo era ahora. Dio un suspiro muy profundo y eterno. Quizás con qué estaba soñando, tal vez con esas caricaturas que todo el día veía, o con esos juguetes que le hemos comprado, tal vez con su familia. Quién sabe. "Mi chiquitita -pensé-, eso es lo que eres y siempre serás. Créeme que jamás te voy a olvidar, y por tí siempre voy a luchar. Gracias te doy por aparecer en mi vida e instalarte como el solcito que me ilumina día a día". Estaba en esto, cuando divisé que mi pequeñita esbozaba una sonrisa en su rostro. "Quizás qué estarás soñando, pequeña". Y, sin quererlo, mi alma también esbozó una sonrisa. Imaginé a mi chiquitita con sus ojitos abiertos, esos ojitos que solo reflejan un eterno cariño, un inmenso amor y una gran curiosidad. "Tan penetrante es tu mirada hijita, que cada vez que me miras es como si repitieras ¡Ni te imaginas cuánto te quiero mamita!". Mi chiquitita, mi amada hijita.. esa eres tú. Imagino los primeros pasos que diste.. cómo te brillaban los ojitos! Tu carita tan emocionada, tus brazos extendidos hacia mí y yo allí.. enfrente.. esperando por tí.. Justo cuando ibas llegando a mis brazos, levantaste la vista y te tiraste hacia mí, me abrazaste tan fuerte que tu cariño llegó a mi cuerpo y lo único que pude hacer, fue sonreír. Estaba consumiéndome en estos pensamientos, cuando sentí un ruido.. constante y molesto. De repente, volví a mi habitación y abrí los ojos: era el despertador. Lo apagué, miré la hora y el reloj marcaba las 08.40. "Otro día más -pensé-, pero creo que ya pronto se terminarán. No quiero estar más acá. Hija, te extraño mucho y, ¿sabes? Hoy volví a soñar contigo. Quizás dónde estarás.. en el más allá. Dondequiera que estés, te mando un abrazo, un beso y un gran te quiero. Mamá".

1 comentario:

  1. Buen texto, me gusto'. Muy interesante tu Blog. Fue un gusto leerte y visitarte. Seguiré visitándote. Te estoy siguiendo con tu permiso amigo. que tengas un gran día amigo.

    http://socialculturalyhumano.blogspot.com/

    ResponderEliminar