28/7/09

Somos piedras de un mismo edificio, ramas de un mismo árbol, forjadores de un mismo destino

Y así comienza otra "entrada" (como se llama acá por blog).. con el lema de UTPCH.
Tantas cosas que viví en tan solo 10 díAs, tantas cosas que vi, etc.. ¿Qué mejores días que compartiendo con la gente que muchas veces se le desconoce? ¿Qué mejores días que construyendoles un sueño a familias? ¿Qué mejores días que ver la sonrisa en la cara de personas que necesitaban un "primer empujoncito"? . NADIE se imagina lo que me llenaron esos diez días; para algunos pocos, para otros muchos.. ¿para mí? Nunca es suficiente, qué lata fue llegar Santiago y reencontrarme con mi realidad, ¿por qué no poder seguir allá en Cartagena, construyendo, compartiendo, aprendiendo, enseñando?.. Fue la mejor experiencia de mi vida, algo que me llenó, que me hizo ver las cosas desde otra perspectiva, que me hizo valorar lo que tengo, sacarle máximo provecho a lo más mínimo que tengo; saber lo cómoda que es mi vida.
Diez días de puro frío en las noches, diez días de estar desconectada de TODO, diez días de despreocupaciones innecesarias, diez días de TODO..
No niego que me morí de frío, pero no me importa.. nada de eso, porque todo lo bueno fue mil veces que eso; la recompensa hacia mí misma fue muchas veces mejor.
Conocer nuevas personas, compartir con ellas, saber la historia que hay detrás de cada persona que hoy vive en la pobreza, reír, contar experiencias, etc.. fue lo mejoR*
"Vivir la pobreza desde adentro" ése fue el objetivo, tener los ojos en la mirada de los demás, sentir por 10 días el frío que "los pobres" sienten toda su vida.. "Mirar a través de sus ojos"
Llegamos el primer día, construir nuestro propio campamento, las mediaguas y todo, para luego instalarnos en ellas mismas. Comenzamos en el segundo día la construcción y conocimos a las familias; hubo que nivelar un poco, compartimos con la familia, jugamos con los niños, etc. Al cuarto día terminamos la casa, e hicimos la inauguración para luego continuar con los tijerales.
Al quinto día conocimos a la segunda familia, Grace (20) y Alan (25) que dormían en una pieza más pequeña que la mía con su bebé, que arriba estaba la casa de sus padres, la tía Leidi y su esposo José Miguel, creo. ¡Qué familia más bonita! ¡Cuanta hospitalidad! ¡Qué gran servicio! ¡Qué disposición! En verdad, fue LA familia, lo mejor haberlos conocido. Al sexto día terminamos la casa, se vino la inauguración y los tijerales. Uff.. comimos como los dioses en el monte Olimpo, jajaja.
Séptimo día conocimos a la tercera y última familia; Eran puras mujeres, y el famosillo "Chico Pérez" que nos ayudó bastante en la construcción, en nivelar terreno y todo. Había una niña que tenía 16 años (yo le echaba 20 apróx.), que tenía 2 hijas.. cosas más ricas ambas, tomé a la bebé de 7 meses y fue lo mejor xD! enserio, era panzoncita *O* Muy linda la bebé y todo :)! El hermano demasiado tímido, como que ni hablé con él, y creo que nadie lo hizo :O Así de tímido, pero en fin.. ; Cuando tuvimos que bajar los pisos, es como si hubiésemos ido a la guerra, éramos todxs unxs infantes, jajaja.. ahí con las costaneras para apoyarnos, no? :P
Noveno día y terminamos la casa, inauguración y tijerales.. como siempre. Llegamos a las 23 hrs a la Escuela donde dormíamos, y nos fuimos al raaaaaaato al campamento donde habíamos contruido al principio para dormir (nos habíamos ido de ahí por la lluvia que hizo que se mojaran algunas cosillas, y para cuidar la salud de todxs), y ahí estuvimos hasta las 3 y algo am, el caso es que llegamos a las 4 am a la Escuela.
Al décimo día nos levantamos a las 9.30 hrs.. arreglamos las cosas, fuimos al Envío, terminamos de arreglar las cosas, las sacamos de las piezas y nos fuimos al Teatro de Cartagena, al cierre del Campamento (reunión con todas las escuelas.. onda, Navidad, El Tabo, etc).. Éramos muchísimos secundarios, hicimos una actividad y chao pescao :P Volvimos a la Escuela y nos subimos al bus, partiendo a nuestra realidad.. a la rutina.. a Santiago.
Llegamos alrededor de las 17.30 hrs al colegio San Ignacio El Bosque.
Comimos tallarines, lentejas, porotos, arroz con jurel, pollo con papas mayo y repollo; pan con huevo, manjar o mermelada; tecito o cafecito.
Un día hubo una reflexión muy bonita con el "Beto", un jesuita que nos acompañaba, estuvo muy linda y todo.. me gustó mucho.
Una noche, la pasamos con la familia de la Grace, donde se habló mucho de cosas paranormales y todo; y claramente mi aporte fue 100% nulo porque tengo pánico a esas cosa :$ Ahaha.
La Escuela, el grupo.. todo muy bacán; noches de canto, una de liturgia, etc.. MARAVILLOSO.
En fin, una GRAN experiencia, me faltan palabras para describir lo que siento, lo que sentí y lo que me queda por sentir; fue lo MEJOR, algo que me llenó considerablemente, que me hizo cambiar, romper mi burbuja y dejarme afectar por la de otros, etc.. en verdad 0 palabras.
No quiero que esto termine aquí, no lo hará.. ¿Vivir 10 días para nada? definitivamente NO; ver las injusticias para callarlas, NO. Vivir una experiencia para echarla al olvido, NO.
Marquemos la diferencia, cambiemos la historia, hagamos grandes cambios.. Yo me comprometo .. ¿y tú?

Más que 6x3

Nuestra juventud ha heredado un mundo difícil. Vivimos en un país marcado por grandes orgullos y enormes avances, pero a la vez por profundos dolores que dejan profundas cicatrices en nuestra patria. Avanzamos a paso gigante en la escala internacional: baja corrupción, una economía estable, una institucionalidad firme, grandes avances urbanísticos. Todo ello habla de un país que florece, acercándose a paso decidido hacia el desarrollo. Sin embargo, se trata también de un país de contrastes. La marginación, la pobreza, la exclusión y el clasismo se hacen presentes con igual fuerza que los puentes y carreteras. Así, parece ser que no todos podemos respirar con igual orgullo cuando en nuestro himno se entona aquello que habla de Chile como esa copia feliz del Edén.
Es en este mundo donde los jóvenes hemos venido a caer. Y aún con todos nuestros defectos y pequeñeces, hemos debido como generación, dar respuesta a esta realidad. Así distintas iniciativas sociales han surgido desde los más jóvenes para hacerse cargo de la injusticia y el dolor humano que se engendran en nuestro país. Desde la entrega de desayunos, hasta la construcción de mediaguas, pasando por las misiones, los proyectos culturales y muchos otros proyectos, nos hemos ido haciendo cargo de la construcción de nuestra patria.
Pero a pesar de esto, aún tenemos una deuda pendiente. Nos hemos “acomodado”, y para evitar que otras posturas distintas nos saquen de nuestra cómoda cotidianeidad, hemos optado por dejar de involucrarnos realmente con otros. Así, nos convencimos que aceptar que existan los pokemones, las pelolais y otras tribus urbanas nos hace pluralistas, pero ¿cuánto hacemos por comprender realidades realmente distintas? ¿Cuán dispuestos nos hemos mostrado en rescatar esa pizca de verdad que toda posición contiene?
Es así que todo esto se traduce en una inevitable consecuencia: no sabemos construir en diversidad. No nos dejamos afectar por la realidad de tantas otras personas que al igual que nosotros tienen una mirada particular y propia de nuestro país. No la reconocemos con una visión válida, y por tanto caemos en una lógica que excluye a los diferentes, y que no permite construir algo en común.