Tantas cartas que hoy desaparecen devoradas letra a letra por esa maldita y sensual llama; aquella vívida llama que me llama, que me incita a tocarla y besarla. A sentir ese calor sobre mis labios, sobre mi cuerpo, sobre mi ser... Esa cálida llama que hasta ayer inundaba mi cama, haciéndome recordar las palabras que a mis oídos murmurabas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario