Magdalena apretaba con fuerza la lapicera con la que acababa de terminar su última carta. Sentimientos encontrados eran los que agolpaban su corazón y miles de momentos re-aparecían en su mente, aquellos que desde hace un par de años guardaba en aquel cajón . No sabía si era lo correcto y tampoco estaba segura si hacerlo o no. Pero algo estaba claro: la carta estaba lista. No tenía claridad sobre cómo se sentía: ¿feliz? ¿triste? ¿angustiada? ¿esperanzada? ¿decepcionada? No lo sabía.
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